Ya no queda nada
— Mientras más me veo no me convenzo de que la mujer que se refleja en el espejo soy yo
.
Hasta hace un año y medio era un macho alfa que podía conquistar a cualquier mujer y llevarla a la cama sin problema, disfrutaba al máximo de los placeres carnales de la vida como hombre, pero la vida siempre puede cambiar o en este caso cambiarte.
Por un desorden genético me fui convirtiendo en mujer, todo inicio por no poder tener erecciones, pensé que sería algo psicológico por el estrés y creí que con el tiempo volvería a la normalidad, pero la situación empeoró cuando mi cuerpo empezó a sufrir modificaciones mis caderas se empezaban a ampliar y mi pecho tendía a crecer de forma anormal, esa situación me obligó a ir al médico, me hicieron varios estudios y me diagnosticaron que tenía un reordenamiento genético que era un caso rarísimo pero mis cromosomas habían mutado a la de una mujer y obviamente las hormonas estaban cambiando mi cuerpo desde adentro, por más que intente buscar alguna solución no había forma de frenar la metamorfosis.
Mi transformación fue demasiado traumática para mí, se me desarrollaron los senos en seis meses cosas que a las demás mujeres le lleva años, mis caderas, muslos y nalgas también crecieron de una forma espectacular, mi masa muscular fue disminuyendo drásticamente hasta que no quedó nada, mientras que mi pene y testículos perdían volumen se formó mi nuevo sexo ahora tenía vagina, útero y hasta ovarios, ya me había convertido totalmente en una hembra.
Mi mamá y las demás mujeres de mi familia me ayudaron durante un tiempo a poder dominar mi nuevo cuerpo, y poco a poco me fui adaptando a mi nueva vida.
Actualmente ya no queda nada del hombre que fui ahora soy mujer ardiente y me encanta verme deseable, y espero que está noche consiga un buen macho que pueda satisfacerme, la verdad cuesta conseguir hombres que sepan hacer gozar a una mujer.